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miércoles, 11 de diciembre de 2019

SU PRIMERA GRAN LUBINA



Hay ocasiones en que  tienes  todo favorable y no pescas o no sientes un pez, suelen ser muy pocos ya que normalmente cuando se dan las condiciones  se suele pescar.
Los factores desde mi punto de vista son siempre fundamentales. Esta lubina fue pescada a finales de verano un día de esos en los que la bajamar es sobre las 22.00  horas , día de nube,  no sabes muy bien si te va llover o no y si se  pone echa a temblar. La mar  perfecta un metro largo pasado,  perfecta para pescar con pulpo, una buena  frecuencia. De esos días suele haber muy pocos en verano y cuando se dan estos factores es raro que no vaya a tentar a las lubinas por la zona, de Argüero que es donde vivo ya tengo la casa a tiro de piedra del pedrero.

Como tenía pensado volver antes de oscurecer me lleve a mi hijo Álvaro,  el cual siempre está dispuesto acompañarme a pescar.



La zona donde nos pusimos a pescar es una zona  que la conozco perfectamente ya que con su misma edad, ya bajaba a pescar con mi padre y la familia, de echo el nombre que tiene es el CUENADAL DE RAMIRO dicho nombre viene porque, Ramiro que era mi bisabuelo, tenía una cantera de piedra y montes que dan al pedrero.


 El fondo suele ser de arena y piedras con laminaria,  no es siempre igual ya que con los temporales de invierno y primavera cambia, pero si tiene arena a finales de primavera hay arena todo el verano,  de todas las caladas que hay siempre  pesco en la misma  a una piedra que aflora a bajamar, no hay que lanzar mucho pero si saber a donde tiene que  caer el pulpo  siempre a su sobra.





Fue caer en el sitio y decir si no la hay aquí hoy  no la hay en todo el Cantábrico. Como decía anteriormente las condiciones eran inmejorables. No había pasado ni dos minutos le paso la caña a mi hijo para que vaya aprendiendo a tenerla en la mano cuando me dice que le esta picando no le hice mucho caso ya que estaba preparando otro tentáculo de pulpo, le comento que tiré y es cuando veo la caña en escuadra, me pasa la caña todo nervioso y que lo saque yo que él baja a por ella al agua, fueron unos minutos preciosos de lucha, me gusta cansarlas por fuera para cuando veo que salen a flote estas se ponen de   lado  está rendida,  es cuando  le pasé otra vez la caña para  que la sacara él, cuando están tan  casadas son igual que tablones en el agua van a donde tu digas con la caña,  lo único que tenía que hacer era mirar por donde la quería sacar.



Como suele ser habitual volvimos a lanzar otra vez a ver si por un casual andaba la pareja por la zona pero esta vez no pudo ser, en otra entrada hablaré de ello y lo que me ocurrió.


Antes de oscurecer nos marchamos para casa ya que  tenía unas ganas de enseñar su primera lubina en casa. Fue una jornada especial para él, pero lo  que guardo en mi cabeza es lo de siempre esos factores  meteorológicos para  pescar que influyen y mucho en las jornadas  puede que un día no se pesca, pero suelen ser los que menos, con una mar con unas determinadas condiciones, el día no tiene que ser de esos de sol, bajamar de tarde, esta  zona en concreto requiere esas condiciones puede que con  otras pesques no lo discuto pero normalmente es lo contrario.



El fotógrafo no fue muy sutil que digamos recortando la lubina y sus dedos .


 Un saludo y nos vemos por el pedreru